Se dice que perdió la Concertación,
y no que ganó la Alianza, es decir, sólo ganó Piñera porque la Concertación
perdió.
Y aunque parece un juego de
palabras sin sentido, no lo es.
Primero, la pérdida de sintonía con
la ciudadanía, segundo, las malas decisiones durante la campaña del 2009 – primarias
en solo dos regiones proclamando a Frei como candidato (y más encima a Frei
bailando reggaetón…), fue la firma hacia la derrota – y tercero, la aprobación
totalmente concentrada en la Presidenta Bachelet sin capacidad de endosar dicha
aprobación de las encuestas al candidato de sus filas , estas tres razones
fundamentales – agregaría una cuarta: factor Marco Enríquez Ominami – fueron
suficiente para dejarle el camino despejado para que Sebastián Piñera cumpliera
un viejo anhelo que venía manifestando desde los 90’s, ser Presidente, y logró.
¿Ahora qué?
¿Qué mea culpa ha hecho la Concertación
a poco más de un año de la derrota? De mea culpa nada, entonces, seré más
generoso con la pregunta ¿En qué está la oposición ahora? Difícil responder
algo concreto, como lo expresó Navarrete en su columna en La Tercera
(17/04/2011), “pensemos en que ninguno de los problemas que le significaron un
dolor de cabeza al gobierno durante el primer año tuvo su origen en la acción
deliberada de la Concertación. La ubicación de la termoeléctrica Barrancones,
la salida de Bielsa, las quejas por la reconstrucción, la huelga de hambre
mapuche o el alza de los combustibles en Punta Arenas fueron amplificadas por
las movilizaciones ciudadanas o las propias torpezas del Ejecutivo.” Y esto no
lo dice alguien cercano al gobierno de Piñera que digamos.
Después de gobernar veinte años,
uno esperaría una discusión interna, buscar el por qué, un análisis descabellado
de una grieta que comenzó a manifestarse desde los primeros años del gobierno
de Frei, y aunque algunos en la academia están a favor de la alternancia –
habla bien de la democracia dicen – lo cierto es que nada concreto hay sobre la
mesa para ver que se está volviendo a preparar la cena con elegancia y
contenido, no señores, no hay ni siquiera mesas y sillas, solo la vieja
habitación de lo que alguna vez fue la Concertación. Estos viejos que alguna
vez lucharon por recuperar la democracia perdieron la convicción de sus ideas,
y por ende, luchar.
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