El gobierno de Ricardo Lagos conmemoró (algunos lo “celebran”) los 30 años del golpe militar, una oportunidad única para acercar, posiciones de heridas abiertas, muchos, civiles y militares que participaron activamente estaban vivos y era el momento para, por lo menos, a falta de justicia, pedir perdón. Pero no lo hicieron, Lagos, como una de las grandes obras de su gobierno, reformó la constitución, cambió algunos enclaves autoritarios (el Binominal quedó fuera de estos cambios) y cambió la firma de Pinochet por la suya, ahora la constitución de Chile tenía la firma de un Presidente elegido democráticamente, con esto, Lagos se apresuraba en decir que Chile había concluido su transición, pero lejos estábamos de aquello todavía.
40 años, y se vuelve a analizar y a profundizar, como
nunca antes, los hechos ocurridos desde
la elección de Allende hasta lo ocurrido en el golpe de Estado, como lo expresó
un programa de Canal 13 “Los mil días de Allende”. Y como éste, muchos
programas, documentales, notas periodísticas, artículos de opinión, debates,
han ocupado el que hacer nacional en esta fecha previa al 11 de Septiembre. Un
hecho particular, ocurrió en el programa El Informante con el cara a cara entre
Cheyre y Ledjerman, un Comandante Jefe del Ejército y un hombre victima de la
muerte de sus padres. También ha llamado la atención la profunda reflexión de
algunos civiles y hoy políticos que han revisado su conciencia y han pedido
perdón por sus actuaciones o por lo que no hicieron para que en Chile hubiera
justicia, aunque no cambie nada de lo ya ocurrido, nunca es tarde para pedir
perdón, sobre todo cuando éste es voluntario y no por una pregunta amenazadora
de un periodista o por una polémica para dar explicaciones.
Con 40 años transcurridos y con las heridas abiertas de
un país que fue dividido, torturado y cambiado profundamente sin el consentimiento
de sus propios habitantes, parece ser mucho, parece ser que pasando 40 años con
heridas abiertas significa que nunca cerrarán, que generación tras generación unos
defenderán y otros atacarán, pero nunca habrá un punto en común, mientras la
derecha, en conjunto, no uno que otro en solitario, no pida perdón y repita con
la mano en el corazón el “nunca más” que alguna vez dijo Cheyre, este país
siempre estará con la amenaza de un golpe de Estado presente cuando la
situación lo “justifique”.
A estas alturas es poco lo que se puede hacer, con una
generación que participó activamente del golpe ya muriendo, no queda más que
revisar la historia, reflexionar sobre los aciertos y errores de un gobierno
que quiso gobernar y hacer profundos cambios como teniendo mayoría nacional
cuando no la tenía, gobernaba elegido con una mayoría simple, con una coalición de gobierno dividida incluso
antes de la elección de Allende, con la intención de expropiar, a toda costa
sin medir consecuencias, algo quizás hasta ingenuo para un Presidente de la República
aunque al menos intentó salir de esta crisis con un plebiscito que nunca pudo
realizar, esto sumado a la presión económica y política que comenzó a poner por
obra Estados Unidos para que a toda costa Chile no se convirtiera en una Cuba
del Sur de América, con una derecha y democracia cristiana que presionaba un
país con la guerra civil, y muchos ciudadanos (más de lo que nos imaginábamos)
que provocaban al Ejercito a poner manos en el Estado. Todos tuvieron algo de
responsabilidad, unos más otros menos, unas manos manchadas con sangre otras
no, pero todos tienen algo que decir, todos tienen algo de que arrepentirse,
cuando ocurrió lo que ya sabemos que ocurrió, no hay blancas palomas en este
asunto.
Con la impunidad y vergüenza para el mundo internacional,
de un general (que a opinión personal apenas sabía leer), que se hizo llamar presidente
con un plebiscito ordinario y trucho para aprobar una constitución de “democracia
protegida”, que nos gobernó por 17 años y que nunca fue a juicio por violación
grave a los derechos humanos, sino que sólo fue ajusticiado por unas cuentas falsas en el banco Riggs, me indica que en
este país vamos a llegar a los 45 años, 50, 60 años y estaremos siempre
recordando las atrocidades de aquellos años, con la queja de algunos que estas imágenes
nos dividen, pero serán siempre necesaria recordarlas con un país que no
conoció la justicia, de un país que le enseña al mundo entero que puede venir
cualquier infeliz a gobernar con pistola en mano y nunca se irá preso o
enfrentará un cargo, ni siquiera un cargo ante la justicia.
40 años parece ser mucho, pero los 50 serán aún más
notorios, sobre todo para la generación que hoy está naciendo o tiene algunos
años de edad.
Con todo los errores de un gobierno de Allende, de una derecha
ambigua que favoreció a Frei Montalva pero luego para oponerse a él (producto
de la reforma agraria) apoyaría como opositor al mismo Allende, nada
justificaba lo ocurrido con el golpe y después de él.