lunes, 23 de diciembre de 2013

#ChaoBinominal

Vio la luz en 1989 en los últimos días del matrimonio entre Jaime Gúzman y la dictadura de Pinochet, y hasta el día de hoy es el sistema electoral de las parlamentarias que ha dividido al país en dos bloques, y durante más de 20 años de puesta en práctica se han escuchado voces de reforma o  de cambio, las discusiones sobran, debates abundan, estudios o papers hay por montones, lo cierto es que el sistema binominal es uno de los candados para las grandes reformas que muchos vemos la necesidad de llevar a cabo en Chile.

Este sistema Binominal ha sido considerado único en el mundo,[1] y con la intención de ser modificado en múltiples ocasiones durante los más de veinte años desde el regreso de la democracia, encontrando siempre la negación de la derecha. Lo cierto es que éste sistema electoral ha sido utilizado en siete elecciones (1989, 1993, 1997, 2001, 2005, 2009 y 2013), podemos entonces sacar conclusiones reales y no ficticias de lo que en sencillos términos, las ventajas y desventajas que este sistema electoral nos ha dejado.

Con la traumática experiencia del año 1973, muchas lecciones se aprendieron, y una de ellas fue el gran componente de ideologías extremas dentro del Congreso Nacional, un sistema multipartidista polarizado, de amplia representación proporcional, que llevó al quiebre democrático, así los defensores asérrimos del Binominal repetirán el siguiente pasaje con cierta emocionalidad de culto: “Las respuestas a estas y otras interrogantes inclinan al Ejecutivo a propiciar un sistema electoral mayoritario, que dé expresión, fundamentalmente, a las grandes corrientes de opinión, que tenga un cierto efecto reductivo en el número de partidos, que no reitere la nefasta experiencia electoral y partidista de la década que culminó en 1973, que ofrezca claridad al elector sobre el significado y consecuencias de su voto y que introduzca pragmatismo en las decisiones por el bien del país, favoreciendo la moderación de todos los actores políticos. (Historia de la Ley, 48-9)[2]

Ya en 1993, Edgardo Boeninger en compañía, siendo Ministro Secretario General de la Presidencia, del gobierno de Aylwin, realizaron un anteproyecto que buscaba un sistema más proporcional, el cual fue rechazado.

Bajo el gobierno de Frei Ruiz-Tagle se presentaron numerosos proyectos de ley de reforma, entre ellos en 1997 se envió un mensaje que buscó un cambio sustituyendo el sistema binominal por el de cifra o cociente repartidor de votos, el cual por falta de apoyo no prosperó.

Luego bajo el gobierno de Lagos finalmente logró retirar de la Constitución la referencia al sistema electoral, incorporándolo a la Ley Orgánica Constitucional de Votaciones Populares y Escrutinios, con la trampita semi-escondida de dejar en la Constitución una norma transitoria (artículo 13 transitorio) que para efectuar cambios requeriría de las tres quintas partes de Diputados y Senadores.

Más tarde también e crea una comisión llamada “comisión Boeninger” para reformar el sistema, comisión creada bajo el gobierno de Bachelet, una de las muchas comisiones que creó por cierto. Su objetivo era proponer más de una alternativa al Ejecutivo. Finalmente ese proyecto fue rechazado en mayo de 2008 por no alcanzar el quórum especial [3]

Detrás de todos estos intentos de reforma están toda clase de discusiones, una amplia bibliografía académica, y diversas posturas, a favor o en contra. Las posturas se han expresado en todo su esplendor durante estos 24 años cada cierto tiempo, para luego desvanecerse como la niebla hasta que la coyuntura nuevamente traiga el debate sobre la mesa. Una de las razones que explica fuertemente esto es que parlamentarios en ejercicio modifiquen las reglas del juego por los cuales fueron electos, citando sólo a uno de muchos: Przeworskim citado en Bowler et al. (2006) los cambios en los sistemas electorales serían relativamente raros debido a que “son los mismos parlamentarios quienes deben modificar las instituciones por las que fueron electos. Por lo anterior, las instituciones serían perdurables ya que los políticos preferirían tener reglas permanentes que les permitan mantener el control de su patrimonio.”[4]




[1] Según Carey es un sistema de “listas abiertas donde los votantes muestran su preferencia por determinados individuos dentro de las listas electorales: en primer lugar, se contabilizan todos los votos para averiguar que listas han obtenido más sufragios y determinar así la distribución de los escaños en ellas, después se precisa, considerando únicamente las preferencias mostrads por los votantes, qué candidato o candidatos de cada lista ocuparán el o los escaños que le corresponan a esta. (Carey, John. Las virtudes del sistema binominal. 2006. Revista de ciencia política. 2006.)
[2] Recopilación de documentos oficiales relativos a la Historia de la Ley 18.979 sobre Sistema Electoral, disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional.
[3] Los cambios buscados en los gobiernos de la Concertación se ven con mayor detalles en: Ideas y Propuestas. Fundación Jaime Guzmán. Sistema binominal y participación política. 2010.
[4] Garrido y Cabezas. Modificaciones al sistema binominal: La necesidad de una reforma. Pp 184

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miércoles, 18 de diciembre de 2013

LA DERECHA: UN MILLÓN MENOS DE AMIGOS

Tanto la prensa nacional como la internacional destacaron el holgado triunfo de Bachelet con el 62% de los votos. Lo que no se destaca en demasía es la importante pérdida de votos por parte de la derecha en esta segunda vuelta.

A continuación comento brevemente cinco razones, en la que según yo, la derecha perdió tal cantidad de votos en esta segunda vuelta:

Las movilizaciones del año 2011 fueron mucho más que cuestionar el lucro en la educación, la gratuidad y la calidad, fue un cuestionamiento al modelo mismo económico, el neoliberalismo. Fue deslegitimar la base misma de nuestra convivencia, la constitución, la recuperación del cobre, las enormes desigualdades, todo esto y más, era básicamente cuestionar todo lo que la derecha a defendido, entonces, en consecuencia el gran enemigo el año 2011 de quienes un 90% estaban a favor de las movilizaciones era la derecha.

La conmemoración de los 40 años del golpe militar este 2013 “Intervenciones culturales, recreaciones teatrales, liturgias, marchas, actos en el cementerio y frente a los monumentos que recuerdan al fallecido Presidente Salvador Allende y a las demás víctimas del régimen militar, son algunas de las iniciativas que hoy se llevaron a cabo.”[1]
En cuanto a las semanas previas, éstas estuvieron cargadas de dimes y diretes, del Presidente Piñera acusando a muchos de su propio sector como “cómplices pasivos”, al sistema judicial por no haber hecho lo suficiente, criticando a Matthei diciendole que "se equivocó en votar por el Sí", haciéndose evidente la agenda personal de Piñera con miras a una futura reelección.  Los canales de televisión abierta, hicieron su parte, con documentales previos al 11 de septiembre, así también la radio y los diarios impresos y digitales se cargaron con el debate de un sector a otro. No olvidar las movilizaciones de los estudiantes, y la ACES que el mismo día del 11 algunos de sus colegios amanecieron en toma. En fin, para muy pocos habrá pasado por desapercibido esta conmemoración, siendo esto más perjudicial para la derecha, sector que mientras no pida perdón por todo lo ocurrido y lo no hecho para defender los Derechos Humanos, seguirá viéndose perjudicada en los 50 y hasta 100 años de conmemoración.

Este año también estuvo cargado por la división interna en la derecha, partiendo por el individualismo ya mencionado del Presidente Piñera, el factor primaria que llevó a cabo La Alianza entre Allamand y Longueira, lo que dejó heridas abiertas, desde incluso cuando el candidato era Golborne, quién fue reemplazado por quién salió victorioso de esta primaria, Longueira, quién a su vez renunció a los pocos días por un fuerte cuadro depresivo, lo que llevó finalmente a Matthei como la candidata definitiva de la Alianza, todo esto mientras Bachelet no hacía más que fortalecerse tras también salir victoriosa en las primarias de la Nueva Mayoría. Toda esta odisea que vivió la derecha hizo salir el egoísmo de los peces gordos, Carlos Larraín enfrentando su propio duelo contra la Moneda, un Jovino Novoa que lanzó un libro haciendo duras críticas al gobierno de Piñera por abandonar las ideas de la derecha, un Manuel José Ossandón que anticipaba la dura derrota de la derecha en formas no muy amigables, un colectivo que surgió apartándose de la derecha dura como Evopoli, el ordenamiento a dedo de la plantilla parlamentaria por parte de la UDI que dejó fracturada las relaciones con Moreira y otros de sus militantes, así también con gran parte de militantes de RN, Allamand, Ossandón, Carlos Larraín entre los de primera línea en la derecha, y un gran etc.

La derecha que debió enfrentar la candidatura presidencial con tres candidatos en pocos meses, dejándole a la candidata Matthei apenas tres meses para hacer campaña, luchando contra quién tuvo por lo menos 9 meses de campaña, desde la llegada de Bachelet en Marzo.

Parisi. La novedad de las elecciones del 2013, que sin duda quitó una buena parte de los votos de Matthei, y que no fueron traspasados en segunda vuelta por la dura confrontación llevada personalmente por Matthei al acusar a Parisi por el no pago de cotizaciones y todo lo que llevó esto hasta el día de las elecciones. Parisi diría de Matthei que es una "persona mala" y quedó muy contento, al parecer, con la victoria de Bachelet.

Mencionado todo esto, ¿significa esto la debacle de la derecha? Pienso que no, es una crisis, hay un desorden, pero no es una debacle. La Concertación sufrió una dura derrota el 2010, se hablaba de un antes y un después y lo cierto es que con un nuevo nombre, una candidata impermeable a cualquier ataque, y a esto agréguele uno que otros jóvenes de renombre y ¡taraan! Vuelve la Concertación en gloria y majestad ahora llamada “Nueva Mayoría”. El contexto y las dificultades son distintas, la derecha hoy tiene una gran pérdida tanto en la cámara de Diputados como en Senado lo que ha dejado con mayoría a Bachelet en ambas cámaras, una ciudadanía más enfática en llevar a cabo cambios que la derecha se ha negado desde la vuelta a la democracia, han dejado a la derecha agonizando, pero quien dice que en cuatro años no se recupere y vuelva a pelear como en los viejos tiempos (Lavín, Lagos) voto a voto el regreso de la Alianza a la Moneda, claro está, esto dependerá también del cumplimiento de los tres ejes principales del programa de gobierno de Bachelet, Nueva Constitución, Reforma tributaria y reforma educacional, además de la consolidación de una tercera fuerza, esta vez más unida y de mayor convergencia, quedando por ahora comandada por Marco Enríquez Ominami.

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lunes, 16 de diciembre de 2013

CAMPAMENTOS: MIRADA HISTÓRICA

Se prometió para el Chile del Bicentenario, año 2010, un Chile sin campamentos[1]. Para el año 2011, en el catastro realizado en dicho año, se identificaron 657 campamentos a lo largo de todo Chile, contabilizando a 27.378 familias viviendo en ellos y a 83.863 personas según el MINVU que realizó el catastro. Por su parte, Piñera prometió que antes de su mandato acabará con la indigencia en Chile. 

¿Por qué no se pudo cumplir con la promesa para el año 2010? ¿Ha existido una política de Estado (que abarque más de un gobierno con un mapa definido a seguir) con respecto a la erradicación de los asentamientos informales? ¿La política de Estado se basaría sólo en la construcción de nuevas viviendas, o existen otros temas enlazados a la precariedad de las habitaciones que la haría más “completa”?

Estas preguntas se responderán rápidamente, de acuerdo a las cifras disponibles desde 1950 hasta el 2013 en su contexto histórico, datos obtenidos principalmente gracias a la visita al Ministerio de Vivienda y Urbanismo[2]

Antecedentes, estadísticas y análisis campamentos en Chile

Los asentamientos informales han formado parte de la historia en Chile, por lo menos desde la década de 1950 donde se les llamaba Callampas, luego en la siguiente década Tomas de Terreno y desde la década de 1970 y hasta el día de hoy Campamentos[4], pero lo que en términos generales han sido los asentamientos informales, son no sólo la precariedad de las viviendas, sino todo un tema estructural y entrelazado de ausencia de servicios básicos, viviendas con material ligero, inseguridad en el terreno donde se instalan, hacinamiento, etc.
Los asentamientos informales desde sus orígenes han buscado la posibilidad de un acercamiento a las ciudades por los beneficios que ésta entrega ya sea en un periodo de tiempo o permanentemente. Orígenes donde ya vemos en la década de 1930 un gran aumento en la urbanización del país debido a la inmigración campo-ciudad, lo que haría evidente desde la década de 1950 que las ciudades no estaban preparadas para la llegada del flujo de personas.
-          Callampas: Ante esta masividad de procesos migratorios, en Santiago la ocupación ilegal de terrenos forma asentamientos que se conocen con el nombre de “callampas”, en las que las condiciones de vivienda y urbanización son extremadamente precarias, terrenos obtenidos por los trabajadores sin casa de manera espontánea. Según las estadísticas: “Ya en 1952, 75.000 personas viven en callampas, lo que representa el 6,25% del total de la población de Santiago” (Castillo Couve, 2010).
La respuesta del Estado fue la promulgación del DFL2, conocido como Ley del Plan Habitacional, con el origen de aumentar la cantidad de viviendas. Así, poco a poco, el Estado se convierte en productor de viviendas (CORVI)
-          Tomas de Terreno: Así de “callampas” se da al paso a las “tomas”, con la diferencia de que éstas últimas son el resultado organizado de los pobladores con la intención de negociar directamente con el Estado. El Estado debe responder a las fuertes presiones de esta vez trabajadores organizados, así,  en 1965 se crea el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (MINVU) por Ley 16.391/1965. Fueron 50.000 las familias que se inscriben en Santiago para obtener una vivienda pero dos años después, sus solicitudes siguen sin solución (Castillo Couve, 2010). En consecuencia, hacia finales de la década de 1960 las tomas de terreno se intensifican ya no sólo en zonas rurales, sino en espacios entretejidos de la ciudad lo que sugiere una solución de integración a la ciudad por parte del Estado.
-          Campamentos: Al cambiarse, con estos asentamientos, la fisonomía de las ciudades, aparece el término “campamentos”, con la intención de reflejar una organización similar a los campamentos militares. En 1985 se lleva a cabo el Catastro Nacional de Marginalidad Habitacional que arroja 482 campamentos con 40.493 familias. En la década de 1990 se disminuirá el déficit habitacional pero con un crecimiento desequilibrado, y homogéneo,  de las ciudades.
En 1997, se crea el Programa Chile Barrio, como consecuencia del Catastro de Asentamientos Precarios (1996) que arrojó un total de 972 asentamientos precarios y 104.808 familias. Este programa Chile Barrio tenía como misión: “mejorar la calidad de vida de los asentamientos identificados en el Catastro Nacional de Asentamientos Precarios mediante la ejecución de proyectos participativos destinados a resolver su precariedad habitacional y a mejorar la calidad del entorno y las oportunidades de inserción socio-laboral.[5]
Luego de diez años de intervención de Chile Barrio, el 2007 se realiza una segunda medición arrojando 490 campamentos.
A pesar de todos los esfuerzos, se producen nuevos asentamientos y ya el 2011, se realiza un nuevo Catastro de Campamentos que constató la existencia de 657 campamentos y 27.378 familias.
Ante este aumento, el 2011 se crea la Secretaría Ejecutiva de Campamentos[6] en el Minvu con el objetivo de crear un grupo de profesionales de uso exclusivo con el fin de erradicar a las familias de los asentamientos, con la transformación de los territorios en nuevos espacios públicos y equipamientos comunitarios para el barrio, todo esto en conjunto esta vez con el sector privado.

Como ya se ha visto, en las últimas décadas se han realizado cuatro catastros nacionales, realizados por el Minvu. El primero en 1985, aunque sin tener una definición como valor mínimo de familias para considerar un asentamiento cualquiera como campamento, arroja un total de 482 campamentos y 40.493 familias. Ya en 1996 el Catastro Nacional de Asentamientos Precarios da una caracterización a los asentamientos precarios, 20 viviendas en un terreno impropio, permitiéndose un concepto más amplio, reconociendo la existencia de 972 asentamientos y 104.808 familias.
El 2007, con una metodología distinta, usando datos censales y apoyo de la CELADE (Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía) arroja 490 campamentos y 20.000 familias[7].
Así, a la luz de la historia y las estadísticas, vemos que desde 1950 el Estado tiene primero una respuesta reaccionaria ante los crecientes problemas de vivienda, con una serie de DFL hasta la creación del Minvu, y luego ya en 1985 ofreciendo un Catastro a nivel nacional para comenzar a elaborar políticas y un trabajo en concreto para todas las familias.

Desde 1985 se comienza, entonces un trabajo más metodológico para atender este problema, sumando en 1997 el programa especial Chile Barrio, el 2007 una medición de este programa con un nuevo Catastro y el 2011 pese a los esfuerzos, siguen existiendo, se crean nuevos o resurgen desde donde ya se había intervenido, por lo que se decide realizar un nuevo Catastro.
En definitiva,  si ha existido una política de Estado puesto que ha trascendido el actuar de un período de gobierno, durante los gobiernos de la Concertación la pobreza y extrema pobreza bajaron radicalmente, aún así, no se pudo cumplir la promesa de terminar con los campamentos para el bicentenario, año 2010.
Esto se debe a factores ya mencionados fugazmente, como el resurgimiento de campamentos donde el gobierno ya había intervenido, principalmente por personas que no quieren salir de los terrenos en donde han vivido por lo general décadas, o bien salen familias de un determinado campamento pero llegan a ocupar esas viviendas allegados, como se expresa en la siguiente nota de la Conferencia Episcopal de Chile: “… el problema (Chile sin campamentos 2010) se suscita porque la política de entregar subsidios a grupos de familias y no a la totalidad. Así se iban unos y siempre quedaban otros.[8], lo que ha obligado al Estado a actuar no sólo desde el punto de vista habitacional, sino también de reinserción a las nuevas viviendas, educación, conectividad etc.

Actualmente, como se ha mencionado, durante el presente gobierno se crea la Secretaría Ejecutiva de Campamentos (2010 con funcionamiento desde 2011) como un nuevo espacio institucional.


Además, durante el presente gobierno, en Julio del 2011 se informó que se mandaría un delegado con carácter presidencial dedicado exclusivamente al tema de campamentos, lo que demostraba como señal que éste tema sería de prioridad para el gobierno, sin embargo a un año y medio de asumir sus funciones, el funcionario abandona su cargo reemplazándolo quién ya no tendría el carácter de delegado presidencial, lo cual muestra una falta de prioridad en la agenda del gobierno[9].

Para concluir, entre 1980 y el año 2000, se construyeron en Chile alrededor de 202 mil viviendas sociales, gran avance incluso a nivel de Latinoamérica (Domínguez 2011), lo que sin duda significa que más allá del gobierno de turno, se construyeron una gran cantidad de viviendas, pero al sólo construir viviendas sin un dibujo arquitectónico predefinido, las ciudades y sus poblaciones comienzan a producir un efecto homogéneo y clara segregación, alejando a las personas de las ciudades (Dattwyler, 2007) generando a su vez un temor generalizado de victimización, privatización de los espacios públicos y de la ciudadanía misma (Dammert, 2004)

Por lo tanto, no ha existido una mirada del Estado “completa” para la erradicación de los campamentos y la construcción de las viviendas de tal forma que los habitantes ya no sólo tengan un techo donde vivir, sino que se sientan identificados con sus nuevas viviendas, las cuales al no ser de buena calidad ha generado otro problema en cuanto a la calidad de las viviendas entregadas: “si hace veinte años atrás el problema de la vivienda era el de las familias sin techo, hoy, en Santiago, el problema de la vivienda es el de las familias con techo”  (Domínguez, 2011 p. 81) teniendo su ejemplo número uno las denominadas “casas Copeva[10]” debiendo pagar un alto costo por indemnización a las familias afectadas.




[1] Proclaman un Bicentenario sin campamentos (El Mercurio, Valparaíso. 2009): http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20090518/pags/20090518002102.html
[2] Con la ayuda especial de Consuelo Balboa Navarro, Secretaría Ejecutiva de Campamentos, datos que entregó personalmente apoyados con el último Catastro de Campamentos (2011)
[3] Con la ayuda de Google Maps, información organizada por el Minvu, año 2012: http://aldeas.minvu.cl/maps.php#
[4] . La última definición acerca de campamentos del gobierno la encontramos en el último Catastro de Campamentos (2011)  en la que define: “Los campamentos son asentamientos humanos donde hay una concentración espacial de condiciones de vida asociadas a pobreza y precariedad habitacional, sus habitantes son familias vulnerables, sufren de inseguridad en la tenencia del suelo, producto de ocupaciones irregulares y hay autogestión comunitaria en la producción del hábitat residencial.”
[6] Oficina a la que se fue a visitar
[8]

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