viernes, 17 de febrero de 2012

Grande se escribe con G de Gonzalez.

A uno que le apasiona con fuego el mundo del tenis, hemos sentido con gran nostalgia el anuncio de Fernando González por su retiro definitivo del tenis profesional.

En lo personal, el tenis es mi deporte favorito, los que me conocen saben que el tenis es el gran deporte que me apasiona aunque lo reconozco, lo juego bastante poco.
Me gustaba el tenis antes de la victoria de Chile en los juegos olímpicos de Atenas 2004, de lo que mencionaré más adelante.

Compré una raqueta con la plata que ganaba como empaquetador en un supermercado a los 13 años aprox. Pocas veces he jugado, pero cuando lo hago, como si fuera la última vez.

El anuncio del retiro parecía imposible, parecía que jugaría siempre, pero las cosas bajo este cielo siempre tienen su fin, las buenas y las malas, y las muy buenas como el juego de González, también terminan.
El mundo del tenis es un mundo difícil, complicado, la historia de González lo demuestra así y es un verdadero ejemplo, un sueño sin el apoyo incondicional de los padres se puede volver una verdadera pesadilla.
El mundo del tenis demandará todo, dinero, esfuerzo, gustos personales, es un esfuerzo, una garra que también puedes verlo en el futbol o basquetbol, pero el tenis es individual (hay todo un equipo detrás de un tenista, pero en la cancha sólo estás tú y el rival), algo poco común en el mundo del deporte.

Y como no recordar los juegos olímpicos de Atenas 2004, Chile llegaba sin ser favorito, pero con grandes esperanzas de llegar a últimas instancias, y especial y casi desgarrador lo hecho especialmente por González, pudo haber sido una final chilena, pero una lesión le quitó el partido a Gonzales en semifinales y tuvo que jugar por la medalla de bronce, y ese partido, esos cinco sets que jugó fueron los más desgarradores después de los partidos con Massú, cuento de otra historia. Aquellos que nos emocionamos hasta las lágrimas con las medallas obtenidas en Atenas, fueron sin duda una alegría en el deporte que en esos tiempos no teníamos desde Ríos o la selección Chilena en los juegos olímpicos de Sidney.

Esa derecha, que para muchos la mejor que haya visto el circuito profesional, estará en nuestras mentes por siempre, aquellos que disfrutamos del tenis, veremos el juego de González, su esfuerzo dentro y fuera de la cancha un ejemplo motivador a seguir en nuestros propios sueños, que ya sean con una raqueta en la mano o no, ese “¡vamos!” que salía de cada punto peleado con el corazón quedará en el corazón de Chile por siempre. Gracias González por todo el esfuerzo, por los sacrificios, por esas medallas, por esos títulos, y por sobre todo, por tu cariño a Chile, hasta nunca.

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