Según
datos de la Organización Mundial de Salud cada
40 segundos se suicida una persona en el mundo. Si bien es una problemática de ámbito internacional,
algunos países han logrado bajar sus tasas de suicidios mientras que otros en
las últimas décadas las han aumentado considerablemente.
Acá es
donde tanto Corea del Sur como Chile comparten una triste realidad, ambas son
las naciones en que más ha aumentado las tasas de suicidios en las últimas dos
décadas.
Cambio
en las tasas de suicidios
|
|
Gráfico 2. Porcentaje, cambios en las tasas de suicidios entre
1990-2011 o último
período disponible.
|
|
No es mera
casualidad que ambas naciones compartan este récord, vaya que no.
Ambas naciones
dieron paso a sus avances en desarrollo económico y social basado en una cancha
donde las leyes del mercado regulan el diario vivir en su más pura expresión,
acá es donde uno se pregunta del por qué
a pesar del crecimiento económico y un supuesto aumento en la calidad de vida
tenemos en ambos países el mayor aumento en las tasas de suicidio. Mucho se
ha escrito acerca que los estudios de los suicidios se hacen no solo analizando
cifras sino también el contexto social en que se lleva a cabo la violencia
hacia sí mismo buscando la muerte.
No es solo
coincidencia que en ambos países con marcadas huellas de la economía neoliberal
en la mentalidad de la sociedad en su conjunto suenen tanto palabras como
“emprendimiento”, “meritocracia” etc., donde el poder económico está
concentrado en pocas familias, lo que lleva a trabajar mucho con bajas
remuneraciones y escasas relaciones
entre empresario y trabajador para negociar dichos problemas.
El filósofo
Byung-Chul Han denomina como “sociedad del cansancio” al comienzo del siglo XXI
desde un punto de vista patológico, no bacterial ni viral sino neuronal. La superproducción que nos acompaña, el
superrendimiento o la supercomunicación provoca lo que Han llama la violencia
neuronal, es decir, una violencia que es inmanente al sistema mismo, que no es
percibida como una fuerza extraña y por ende no es enfrentada como tal.
Nuestras generaciones trabajan en una sociedad cansada donde, pareciera ser,
que el único acto de libertad para terminar con este cansancio patológico es el
suicidio.
Y claro, la gran
gracia del sistema de dominación neoliberal que impera en ambas naciones es que
tal sistema convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí
mismo, hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia
empresa, como lo señala nuestro filósofo: “El sujeto sometido no es ni siquiera
consciente de su sometimiento. Se cree libre. Esta técnica de dominación neutraliza la resistencia de una forma muy
efectiva. La dominación que somete y ataca la libertad no es estable. Por ello
el régimen neoliberal es tan estable, se inmuniza contra toda resistencia
porque hace uso de la libertad, en ligar de someterla.[1]”
Continúa el
autor afirmando que “hoy Corea del Sur
tiene la tasa de suicidio más alta del mundo. Uno emplea violencia contra sí
mismo, en lugar de querer cambiar la sociedad. La agresión hacia el exterior
que tendría como resultado una revolución cede ante la autoagresión.[2]”
Este sujeto
sometido, al creerse libre, mantiene las lógicas de este sistema, en donde cada
individuo al ser su propio empresario “contribuye cotidianamente al
sostenimiento del “sistema”. Incapaces de darse cuenta de que esos sucedáneos,
provistos por quienes realmente se benefician del “sistema”, están diseñados exclusivamente para
mantenerlos en la esperanza incumplible de un éxito, objetivo, que cada vez
está reservado a menos personas. Pero sigue compitiendo, busca el
beneficio, bajo formas reales o irreales: esa es la forma adecuada y necesaria
para lograr el mejor de los mundos posibles[3].”
Los jóvenes en
nuestro país, entre 10-19 años y 20-24 años suman 42,5% en tasas de suicidios,
esto es, entre esos 14 años de edad se suicidan más que todo el resto de la
población.
Pero las cifras
indican un panorama aún menos alentador para Chile: duplica la tasa de
mortalidad juvenil por suicidio de Latinoamérica y el Caribe.
También en Corea
del Sur el suicidio es la principal causa de muerte entre adolescentes y
jóvenes en 2013.
Nuestros jóvenes
son los que se llevan la peor parte de este sistema social-económico. Hacer
algo al respecto implica no sólo aumentar gasto en salud, incorporar la
depresión como prioridad en los sistemas de salud pública y privada e informar
claramente acerca del diagnóstico y el tratamiento correspondiente, todo esto
es necesario, pero según lo que hemos visto brevemente, no es suficiente.
Es necesario que
como país llevemos a cabo un debate profundo sobre lo que estamos construyendo
como nación, cuáles deben ser sus bases, sus pilares fundamentales, ¿la
competencia? ¿el esforzarse por ser mejor que otro? ¿o la solidaridad? ¿construir
una comunidad que genere realmente una sociedad más justa e igualitaria?
Todo el sistema económico-social
chileno, como ustedes deben saberlo muy bien, está pensado para la competencia,
sería bueno que ante la oportunidad que nos daremos como sociedad de construir
una nueva Constitución pensemos el modelo de sociedad, por el bien de nuestros
jóvenes y compatriotas que cada vez ven como la única solución el suicidio.
[1]
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/09/22/opinion/1411396771_691913.html
[2]
Idem.
[3]
Véase: Ferreira,
M., & Martínez-Arrarás, J. (2014). Neoliberalismo y Postmodernidad: La
crónica de un suicidio colectivo y las lecciones no aprendidas de la
modernidad. Intersticios. Revista sociológica de pensamiento crítico.,
5-12.