miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 DE SEPTIEMBRE: ÚLTIMAS PALABRAS

                          Es cierto, no estuvimos en el momento, nacimos 
después de los 90 o un poco antes, pero eso no nos quita el derecho a opinar ni mucho menos a reflexionar cuando se trata de algo que le costó la vida a muchos y pudo ser más trágico de lo que ya fue. Mi generación tiene otras batallas que la de los 80, tenemos otras luchas que nos dejaron heredada de la dictadura, y una de ellas es que tenemos el deber moral, y también el de las próximas generaciones, de mantener vivo el recuerdo para no olvidar y si evitar lo que nos puede pasar algún día.

¿Recordar es odio? De ninguna manera, se puede recordar, conmemorar, meditar sin odio, sin más violencia ni represión, sino con altura de miras por el bien de nosotros y de nuestros hijos. La violencia no es el camino, aunque por cierto no es sólo la violencia física (¿la enorme desigualdad no es acaso una forma de violencia? ¿El hacernos competir entre pobres desde la niñez por la educación no es una forma de violencia?). Eso si, una cosa es cierta, un acto lleva a otro acto, o dicho de otra manera más poética, el aleteo de una mariposa se convierte en un huracán al otro lado del mundo. Una simple piedra, rencor o división sin sanar nos puede llevar en los próximos 40 años a una situación peor que lo que hoy conmemoramos.

El recuerdo estará vivo, aunque no siempre lo expresemos con palabras todos los días, este recuerdo estará vivo en fotos, vídeos, canciones, panfletos, grafitis, frases en las murallas, testimonios, gritos y llantos, pero también con la vista y el corazón puesto en un futuro alegre para las próximas generaciones.

Mañana debe ser un mejor país, y que todos nos esforcemos para que así sea, Dios les bendiga