Se
prometió para el Chile del Bicentenario, año 2010, un Chile sin campamentos[1].
Para el año 2011, en el catastro realizado en dicho año, se identificaron 657
campamentos a lo largo de todo Chile, contabilizando a 27.378 familias viviendo
en ellos y a 83.863 personas según el MINVU que realizó el catastro. Por su parte, Piñera prometió que antes de su mandato acabará con la indigencia en Chile.
¿Por
qué no se pudo cumplir con la promesa para el año 2010? ¿Ha existido una
política de Estado (que abarque más de un gobierno con un mapa definido a
seguir) con respecto a la erradicación de los asentamientos informales? ¿La
política de Estado se basaría sólo en la construcción de nuevas viviendas, o
existen otros temas enlazados a la precariedad de las habitaciones que la haría
más “completa”?
Estas
preguntas se responderán rápidamente, de acuerdo a las cifras disponibles desde 1950 hasta el
2013 en su contexto histórico, datos obtenidos principalmente gracias a la
visita al Ministerio de Vivienda y Urbanismo[2]
Antecedentes, estadísticas
y análisis campamentos en Chile
Los
asentamientos informales han formado parte de la historia en Chile, por lo
menos desde la década de 1950 donde se les llamaba Callampas, luego en la
siguiente década Tomas de Terreno y desde la década de 1970 y hasta el día de
hoy Campamentos[4],
pero lo que en términos generales han sido los asentamientos informales, son no
sólo la precariedad de las viviendas, sino todo un tema estructural y
entrelazado de ausencia de servicios básicos, viviendas con material ligero,
inseguridad en el terreno donde se instalan, hacinamiento, etc.
Los
asentamientos informales desde sus orígenes han buscado la posibilidad de un
acercamiento a las ciudades por los beneficios que ésta entrega ya sea en un
periodo de tiempo o permanentemente. Orígenes donde ya vemos en la década de
1930 un gran aumento en la urbanización del país debido a la inmigración
campo-ciudad, lo que haría evidente desde la década de 1950 que las ciudades no
estaban preparadas para la llegada del flujo de personas.
-
Callampas:
Ante esta masividad de procesos migratorios, en Santiago la ocupación ilegal de
terrenos forma asentamientos que se conocen con el nombre de “callampas”, en
las que las condiciones de vivienda y urbanización son extremadamente
precarias, terrenos obtenidos por los trabajadores sin casa de manera
espontánea. Según las estadísticas: “Ya en 1952, 75.000 personas viven en
callampas, lo que representa el 6,25% del total de la población de Santiago”
(Castillo Couve, 2010).
La
respuesta del Estado fue la promulgación del DFL2, conocido como Ley del Plan
Habitacional, con el origen de aumentar la cantidad de viviendas. Así, poco a
poco, el Estado se convierte en productor de viviendas (CORVI)
-
Tomas de Terreno:
Así de “callampas” se da al paso a las “tomas”, con la diferencia de que éstas
últimas son el resultado organizado de los pobladores con la intención de
negociar directamente con el Estado. El Estado debe responder a las fuertes
presiones de esta vez trabajadores organizados, así, en 1965 se crea el Ministerio de la Vivienda y
Urbanismo (MINVU) por Ley 16.391/1965. Fueron 50.000 las familias que se
inscriben en Santiago para obtener una vivienda pero dos años después, sus
solicitudes siguen sin solución (Castillo Couve, 2010). En consecuencia, hacia
finales de la década de 1960 las tomas de terreno se intensifican ya no sólo en
zonas rurales, sino en espacios entretejidos de la ciudad lo que sugiere una
solución de integración a la ciudad por parte del Estado.
-
Campamentos:
Al cambiarse, con estos asentamientos, la fisonomía de las ciudades, aparece el
término “campamentos”, con la intención de reflejar una organización similar a
los campamentos militares. En 1985 se lleva a cabo el Catastro Nacional de
Marginalidad Habitacional que arroja 482 campamentos con 40.493 familias. En la
década de 1990 se disminuirá el déficit habitacional pero con un crecimiento
desequilibrado, y homogéneo, de las
ciudades.
En
1997, se crea el Programa Chile Barrio, como consecuencia del Catastro de
Asentamientos Precarios (1996) que arrojó un total de 972 asentamientos precarios
y 104.808 familias. Este programa Chile Barrio tenía como misión: “mejorar la
calidad de vida de los asentamientos identificados en el Catastro Nacional de
Asentamientos Precarios mediante la ejecución de proyectos participativos
destinados a resolver su precariedad habitacional y a mejorar la calidad del
entorno y las oportunidades de inserción socio-laboral.[5]”
Luego
de diez años de intervención de Chile Barrio, el 2007 se realiza una segunda
medición arrojando 490 campamentos.
A
pesar de todos los esfuerzos, se producen nuevos asentamientos y ya el 2011, se
realiza un nuevo Catastro de Campamentos que constató la existencia de 657
campamentos y 27.378 familias.
Ante
este aumento, el 2011 se crea la Secretaría Ejecutiva de Campamentos[6] en
el Minvu con el objetivo de crear un grupo de profesionales de uso exclusivo
con el fin de erradicar a las familias de los asentamientos, con la
transformación de los territorios en nuevos espacios públicos y equipamientos
comunitarios para el barrio, todo esto en conjunto esta vez con el sector
privado.
Como
ya se ha visto, en las últimas décadas se han realizado cuatro catastros
nacionales, realizados por el Minvu. El primero en 1985, aunque sin tener una definición
como valor mínimo de familias para considerar un asentamiento cualquiera como
campamento, arroja un total de 482 campamentos y 40.493 familias. Ya en 1996 el
Catastro Nacional de Asentamientos Precarios da una caracterización a los
asentamientos precarios, 20 viviendas en un terreno impropio, permitiéndose un
concepto más amplio, reconociendo la existencia de 972 asentamientos y 104.808
familias.
El
2007, con una metodología distinta, usando datos censales y apoyo de la CELADE
(Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía) arroja 490 campamentos y
20.000 familias[7].
Así,
a la luz de la historia y las estadísticas, vemos que desde 1950 el Estado
tiene primero una respuesta reaccionaria ante los crecientes problemas de
vivienda, con una serie de DFL hasta la creación del Minvu, y luego ya en 1985
ofreciendo un Catastro a nivel nacional para comenzar a elaborar políticas y un
trabajo en concreto para todas las familias.
Desde
1985 se comienza, entonces un trabajo más metodológico para atender este
problema, sumando en 1997 el programa especial Chile Barrio, el 2007 una
medición de este programa con un nuevo Catastro y el 2011 pese a los esfuerzos,
siguen existiendo, se crean nuevos o resurgen desde donde ya se había
intervenido, por lo que se decide realizar un nuevo Catastro.
En
definitiva, si ha existido una política
de Estado puesto que ha trascendido el actuar de un período de gobierno,
durante los gobiernos de la Concertación la pobreza y extrema pobreza bajaron
radicalmente, aún así, no se pudo cumplir la promesa de terminar con los campamentos
para el bicentenario, año 2010.
Esto
se debe a factores ya mencionados fugazmente, como el resurgimiento de
campamentos donde el gobierno ya había intervenido, principalmente por personas
que no quieren salir de los terrenos en donde han vivido por lo general
décadas, o bien salen familias de un determinado campamento pero llegan a
ocupar esas viviendas allegados, como se expresa en la siguiente nota de la
Conferencia Episcopal de Chile: “…
el problema (Chile sin campamentos 2010) se suscita porque la política de entregar subsidios a grupos de
familias y no a la totalidad. Así se iban unos y siempre quedaban otros.[8]”,
lo que ha obligado al Estado a actuar no sólo desde el punto de vista
habitacional, sino también de reinserción a las nuevas viviendas, educación,
conectividad etc.
Actualmente,
como se ha mencionado, durante el presente gobierno se crea la Secretaría
Ejecutiva de Campamentos (2010 con funcionamiento desde 2011) como un nuevo
espacio institucional.
Además,
durante el presente gobierno, en Julio del 2011 se informó que se mandaría un
delegado con carácter presidencial dedicado exclusivamente al tema de
campamentos, lo que demostraba como señal que éste tema sería de prioridad para
el gobierno, sin embargo a un año y medio de asumir sus funciones, el
funcionario abandona su cargo reemplazándolo quién ya no tendría el carácter de
delegado presidencial, lo cual muestra una falta de prioridad en la agenda del
gobierno[9].
Para
concluir, entre 1980
y el año 2000, se construyeron en Chile alrededor de 202 mil viviendas
sociales, gran avance incluso a nivel de Latinoamérica (Domínguez 2011), lo que
sin duda significa que más allá del gobierno de turno, se construyeron una gran
cantidad de viviendas, pero al sólo construir viviendas sin un dibujo
arquitectónico predefinido, las ciudades y sus poblaciones comienzan a producir
un efecto homogéneo y clara segregación, alejando a las personas de las
ciudades (Dattwyler, 2007) generando a su vez un temor generalizado de
victimización, privatización de los espacios públicos y de la ciudadanía misma
(Dammert, 2004)
Por
lo tanto, no ha existido una mirada del Estado “completa” para la erradicación
de los campamentos y la construcción de las viviendas de tal forma que los
habitantes ya no sólo tengan un techo donde vivir, sino que se sientan
identificados con sus nuevas viviendas, las cuales al no ser de buena calidad
ha generado otro problema en cuanto a la calidad de las viviendas entregadas:
“si hace veinte años atrás el problema de la vivienda era el de las familias
sin techo, hoy, en Santiago, el problema de la vivienda es el de las familias
con techo” (Domínguez, 2011 p. 81)
teniendo su ejemplo número uno las denominadas “casas Copeva[10]” debiendo
pagar un alto costo por indemnización a las familias afectadas.
[1]
Proclaman un Bicentenario sin campamentos (El Mercurio, Valparaíso. 2009): http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20090518/pags/20090518002102.html
[2] Con la
ayuda especial de Consuelo Balboa Navarro, Secretaría Ejecutiva de Campamentos,
datos que entregó personalmente apoyados con el último Catastro de Campamentos
(2011)
[3] Con la
ayuda de Google Maps, información organizada por el Minvu, año 2012: http://aldeas.minvu.cl/maps.php#
[4] . La
última definición acerca de campamentos del gobierno la encontramos en el
último Catastro de Campamentos (2011) en
la que define: “Los campamentos son asentamientos humanos donde hay una
concentración espacial de condiciones de vida asociadas a pobreza y precariedad
habitacional, sus habitantes son familias vulnerables, sufren de inseguridad en
la tenencia del suelo, producto de ocupaciones irregulares y hay autogestión
comunitaria en la producción del hábitat residencial.”
[6] Oficina
a la que se fue a visitar
[9] http://www.latercera.com/noticia/opinion/editorial/2012/12/894-500421-9-erradicacion-de-campamentos.shtml